
El panorama inflacionario sigue mejorando ¿Esto permitirá al Banco Central continuar con el proceso de baja de tasas?
En agosto, la inflación mensual llegó a sólo un 0,1%, muy por debajo del 0,4% de avance esperado por el mercado. Con ello, la tasa de inflación anual llegó a un 5,3%, marcando así su nivel más bajo desde octubre de 2021 y confirmando la sostenida moderación que se aprecia desde la segunda mitad de 2022. Si bien se aprecian desaceleraciones en varios componentes de precios, es interesante destacar la inesperada caída en las medidas subyacentes, las cuales no consideran los precios de los productos más volátiles, como alimentos y energía, y son monitoreadas con especial atención por el Banco Central (BC). Lo anterior da cuenta de la importante mejoría en la situación inflacionaria.
Frente a ello, en su reunión de la semana pasada el BC recortó en 75pb la tasa de política monetaria (referencia para las tasas de interés de mercado), llevándola a un 9,5% y advirtió que su escenario central es consistente con bajas adicionales. En línea con el mensaje del BC, la visión generalizada en el mercado apunta a un recorte de otros 75pb en su reunión de octubre y otra baja de similar magnitud en diciembre. Además, estima que dicho proceso se extenderá durante el 2024.
¿La fuerte depreciación del peso podría limitar la baja de tasas?
La paridad local bordeó los $900 al 12 de agosto, lo que significó un alza cercana a los $25 respecto al valor observado una semana atrás. Ello, en parte, fue consecuencia de una nueva caída en el diferencial de tasas de interés (aumento en las internacionales y caída en las locales), el retroceso en el precio del cobre, el fortalecimiento del dólar a nivel internacional y la mayor volatilidad en los mercados financieros globales.
El reciente desempeño del mercado cambiario pone en riesgo el escenario de baja de tasas descrito, por cuanto la fuerte depreciación del peso respecto al dólar tiene el potencial de reactivar la presión inflacionaria y llevar al BC a tomar una postura más cautelosa. Es importante recordar que una depreciación del tipo de cambio genera inflación al impulsar al alza los precios de los bienes y servicios importados, gatillando lo que se denomina el “traspaso del tipo de cambio”.
La situación económica en China se sigue viendo débil, lo cual se prolonga al sector inmobiliario.
El valor de las exportaciones chinas acentuó su caída durante agosto y sus perspectivas se mantienen débiles. Ello, como consecuencia de una moderación en la demanda de las principales economías, especialmente Estados Unidos y la Zona Euro, los impactos rezagados de las restricciones implementadas durante el período álgido de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y decisiones estratégicas de firmas de Estados Unidos de acercar sus canales de distribución (este fenómeno tuvo implicancias positivas en otras economías, especialmente México). En tanto, las importaciones se contrajeron por décimo mes consecutivo. Lo anterior constituye nueva evidencia de que las condiciones económicas en China han continuado debilitándose.
Por su parte, la situación financiera de los desarrolladores inmobiliarios sigue siendo frágil. De hecho, de las 50 firmas más grandes del sector 34 se encuentran en algún tipo de incumplimiento de pagos en bonos emitidos en los mercados externos. En tanto, las 16 firmas restantes, incluyendo Country Garden, enfrentan pagos cercanos a US$1,5 billones durante septiembre, cifra que corresponde al monto mensual más alto desde enero pasado. Cualquier incumplimiento adicional, especialmente de las más grandes, podría provocar más de una turbulencia en los mercados.
El dólar continuó fortaleciéndose a nivel global. Frente a esto, China y Japón intervinieron sus mercados cambiarios.
El denominado Dollar Index, indicador que mide el valor del dólar en relación con una canasta de otras monedas, incluyendo de sus principales socios comerciales, repuntó de forma casi sostenida desde mediados de julio último, alcanzando hace pocos días atrás su nivel más “apreciado” desde principios de marzo pasado. Ello respondió en buena medida a condiciones económicas relativas más favorables en Estados Unidos y crecientes expectativas de que la Reserva Federal (FED) mantendrá su postura restrictiva (tasas de interés altas) por un período de tiempo prolongado.
En contraste, varias economías, incluyendo China y Japón, se encuentran sumergidas en la implementación de políticas monetarias más expansivas (tasas de interés bajas o en proceso de recortes). Dicha divergencia ha redundado en un debilitamiento de sus monedas. Frente a ello, las autoridades en China y Japón advirtieron que reforzarán sus esfuerzos para contener el debilitamiento de sus monedas. Sin embargo, dadas las condiciones monetarias señaladas, parece difícil que pueda revertirse la presión hacia la depreciación, más allá de algún impacto transitorio.